Guiados a veces por la envidia, otras por algo que un día quisimos y no hemos podido hacer/tener aún (sin plantearnos siquiera si realmente lo queramos ahora) o incluso porque seguimos aquello que nos toca "querer" o "somos capaces de hacer" en un determinado momento de la vida.
Con el tiempo y la repetición, estas ideas impuestas o autoimpuestas, se transforman en muros.
Límites que trasladamos también a quienes más queremos o de quienes cuidamos.
Haciendo estos muros aún más altos que los nuestros propios.
El miedo y la sobreprotección, nos hacen creer que ellos ya/ aún no pueden,
¿Pero y si quieren?
"Querer es poder" dice el refrán, y aunque no siempre aplique, considero que sí lo hace el que al menos lo intentemos.
Se dice que todas las elecciones las hacemos por miedo o amor. Por tanto, si el miedo nos limita en el "poder", tal vez sea hora de cambiar la mirada y buscar el "querer" desde el amor.
Escuchándonos y escuchándoles más: