Se habla de la tendencia "bleisure" (business + leisure) para hablar de los viajes de negocios que se complementan con otros de ocio.
"Workation" (work + vacation) es la modalidad laboral en la cual los trabajadores tienen la posibilidad de trabajar en lugares que suelen ser destinos vacacionales.
"Friendcation" (friends + vacation) a los viajes de amigos.
Siguiendo esta lógica, si tuviera que definir mis últimas dos semanas, diría que me he ido de "Frienlifecation", unas vacaciones en las que he conocido y vivido en primera persona el día a día de mis amigos, mientras además teletrabajaba (pero el término se me quedaba demasiado largo si añadía "work").
Una "modalidad" que me ha permitido explorar pueblos y ciudades,
conociendo un poco más sobre el país al que pertenecen,
apreciando la riqueza y diversidad cultural que conforman esa unidad.
He tenido la suerte de vivir por unos días cómo son las vidas de mis amigas y sus familias, sintiéndome un miembro más.

Vidas formadas por todos esos pequeños hábitos del día a día que nos definen.

De esos, me llevo un buen puñado de inspiración en la mochila.
Otras rutinas, en cambio, viajan conmigo siempre, ayudando a que me mantenga "en eje" gracias a mi cuaderno, a los libros... Las zapatillas de correr son otra de esas cosas para las que siempre tengo hueco. Esas alas que me permiten "volar" física y mentalmente conociendo los rincones del mundo a otra velocidad y permitiéndome llegar unos kilómetros más allá.
Unas alas que representan para mi "libertad", sin duda, mantra estas vacaciones.
Libertad laboral y personal,
libertad para elegir dónde y con quién.
Personas que me han hecho sentir en casa,

aún estando muy lejos de ella.
Durante este tiempo, la vida mañanera de "los míos" transcurría mientras yo aún dormía al otro lado del charco.
Una diferencia horaria y conectividad limitada que aún dificultando la comunicación, me ha ayudado a estar presente donde estaba, sin dejar nunca de pensarlos.
Decía el otro día mi amiga que el otoño nos recuerda que los cambios son necesarios,
que unas hojas tienen que caer, para que otras nazcan.
Así nos he sentido, unos otoños después, siendo las mismas personas, pero diferentes versiones de nosotras mismas.
Seres humanos en transición hacia una nueva fase vital, que comparten ilusiones y miedos.
¡Y qué suerte la nuestra de seguir compartiendo estaciones tantos años después!
Como las hojas, los altos rascacielos me han obligado a mirar hacia arriba,
invitándome a hacer el "zoom out" necesario para ser consciente de la suerte de estar: sana, a salvo, acompañada...
Hoy vuelvo a casa con un pedacito de todo lo anterior, pero una parte mi seguirá conectada a esos lugares en los que están quienes queremos.

Gracias infinitas, familias de acogida.