¿Habéis oído alguna vez hablar de Aspace? Pues bien, la confederación Aspace agrupa a las principales entidades de Atención a la Parálisis Cerebral de España y tiene como misión mejorar la vida de aquellas personas que padecen esta discapacidad.
A diario, vemos en los medios de comunicación imágenes de personas que necesitan ayuda más allá de nuestras fronteras, pero de lo que no nos damos cuenta es de que no hay que irse tan lejos para encontrar a quien ayudar.
Sin embargo, yo no he venido aquí a hablaros de lo que vosotros podéis o no hacer por ellos, sino de todo lo que ellos , sin darse cuenta, han hecho por mí.
Siempre he pensado que todos tenemos algo que enseñar y mucho de lo que aprender, y ellos , sin lugar a duda, no han sido menos. Cada uno de nosotros tenemos una realidad, y es algo que no podemos cambiar, no obstante, lo que sí que está en nuestras manos es la actitud ante la vida que decidamos tener. No es cuestión de compararnos, ni de quejarnos, sino de aceptarnos tal y como somos. Todos ellos lo hacen y precisamente creo que ese el secreto de su felicidad y muchas veces la falta de la nuestra.
De ahí que fuera su sonrisa lo primero que me llamó la atención al conocerles. Hay quien puede hablar, a quien le cuesta e incluso quien no puede, pero ello no es excusa para no sonreír. Y muchas veces, sonrisas como esas, dicen mucho más que todo lo que ahora yo pueda contarles.
Nos juntamos sólo una hora por semana, pero semana a semana, esa hora nos esta sirviendo para conocernos. Aunque como todo amigo, siempre hay algo mas que conocer o algo mas que descubrir.
Cada uno nosotros somos diferentes y justamente esa diferencia es la que nos enriquece mutuamente, ese “algo” que cada uno podemos aportar y ese “algo” que recibimos.
Cuando no los conocía y veía a alguien en una silla de ruedas, siendo sincera, tengo que admitir que me daba pena. Me daba pena pensar que ellos no tenían las mismas oportunidades que nosotros, que su vida nunca sería tan feliz o tan plena como la nuestra. Sin embargo, estaba completamente equivocada.
Es verdad que en su día no tenían las mismas oportunidades de las que gozamos nosotros pero no es así en la actualidad y menos lo será en un futuro mientras haya instituciones como Aspace.
Una silla de ruedas no les impide vivir su vida, les limita en algunos momentos, eso es cierto, pero ¿a caso no tenemos nosotros limitaciones?
Cuando voy allí, ellos me hacen sentir bien, porque me siento una mas, porque veo que sus necesidades no son mucho mas diferentes a las mías y eso me hace ver que tenemos en común mucho más de lo que yo creía.
Otra de las cosas que me he replanteado desde que los conozco, es ver como se entienden, sin necesidad de decir nada. Un ejemplo más de que hay un idioma que va mucho más allá de las palabras.
Después de todo esto, con lo que quiero que os quedéis es que cuando conozcáis a alguien, tengáis más en cuenta aquello que os une a él y no tanto lo que os diferencia.