miércoles, 23 de mayo de 2018

Puede ser que la conozcas

Ella es una mujer que no conoce el mar.
Sus piernas tienen el color de las aceras.
Bastante exagerada y algo bipolar.
Es tan humilde y a la vez tan altanera.



La niña vieja que no acaba de crecer.
Que abre sus piernas por la noche a los extraños
La chica eterna del mantón y del clavel.
La adolescente que ha cumplido tantos años.



Ella es frenética, está corriendo siempre.
Puede que un día la hayas visto madrugar.
Pero de noche no hay un alma que la acueste.
Se emborracha fácilmente, siempre encuentra abierto un bar.



Ella es caótica, cercana y orgullosa
Te hará pensar que baila sólo para tí.
Puede ser que la conozcas, si te digo que su nombre es Madrid.



Ella es tan cariñosa y tan sentimental.
Te acogerá, ella abre sus brazos a cualquiera.
Y, aunque lo oculte, sigue siendo bipolar.
Tan madridista y a la vez tan colchonera.



En ocasiones necesito serle infiel.
Irme unos días, darme un tiempo de descanso.
Pero al estar con otras algo empieza a arder.
Y en poco tiempo voy de vuelta hacia sus brazos.



Ella es frenética, está corriendo siempre.
Puede que un día la hayas visto madrugar.
Pero de noche no hay un alma que la acueste.
Se emborracha fácilmente, siempre encuentra abierto un bar.
Ella es caótica, cercana y orgullosa
Te hará pensar que baila sólo para tí.

Puede ser que la conozcas... es Madrid.

Puede ser que la conozcas - Marwan.

martes, 15 de mayo de 2018

Las agujas del reloj

Los días, las estaciones, los años pasan… 




Pero la velocidad con la que lo percibimos depende de nosotros y de nuestra actitud. Porque no es lo mismo un “¡el tiempo vuela!” cuando no llegas a una entrega que cuando no quieres que se acabe un viaje, o un “parece que no ha pasado el tiempo” cuando te reencuentras con un viejo amigo que cuando parece no llegar la hora en la que tu reunión acabe.


Vivimos y cambiamos rápido, con prisa, sin tiempo a veces de procesar todo lo nos ocurre. Porque a fin de cuentas somos las decisiones que tomamos y aquellas que toman por nosotros. 


Desde qué desayunamos cada mañana, hasta a qué dedicamos nuestra vida y con quién decidimos hacerlo. El cómo asumir las consecuencias de estas decisiones, depende una vez más de nuestra actitud, de si decidimos ser actores o espectadores de nuestra propia historia.


Cada una de estas decisiones supone un cambio, dejar algo por otra cosa. Cambios que a veces se traducen en cómo de cansado llego al trabajo (al elegir el medio de transporte para hacerlo) y otras nos hacen cambiar de ciudad, trabajo o compañero de vida.



“Tiempo al tiempo” solemos decir a todas esas veces en las que la vida nos sorprende, pero ¿qué significa dar tiempo al tiempo?


Personalmente, no sé a qué se refería aquel que por primera vez dijo esta frase, pero para mí significa dejarse llevar, improvisar… Pausar y rebobinar como canta Izal.



O  “que la vida nos saque a bailar" como dice la canción de Izaro.


Y que lo haga sea lunes, viernes o domingo porque cada día es una nueva oportunidad. No podemos vivir esperando esa llamada, esas vacaciones… sino cambiar la mirada y vivir el hoy.

 

Porque como me escribieron hace unos días con mucha razón y aún más cariño:
“El día ocurrirá, te levantes o no.”