domingo, 17 de diciembre de 2023

Otoño-invierno

El imparable cambio climático y mis últimos viajes, han hecho que la temporada otoño-invierno tenga más sentido que nunca; porque hoy/ahora es otoño y voy en manga corta, pero mañana/esta noche ningún guante parece ser lo suficientemente abrigado para no sentir que en cualquier momento pierdo un dedo.


Así vivimos, en los extremos, de temperatura y de mentalidad.


Incoherentes por naturaleza y navegando en un barco donde parece haberse roto el timón.


Un mar/ mundo donde vivimos aislados, aún estando más conectados que nunca.


Cada uno en su realidad y buscando su propio refugio.


Luz y calor que, en nuestro caso, tenemos la suerte de recibir de nuestras calefacciones/ chimeneas, así como de las luces andantes que nos acompañan.


Pero no por ello debemos olvidar que son muchos quienes caminan y no tantos quienes tienen nuestra suerte.


Por ello y coincidiendo con estas fechas tan llenas de reencuentros y deseos...  


   Creo que es importante que dejemos de pedir aquello que nos falta, para valorar lo mucho que ya tenemos.


Y puestos a "dar" la PAZ, que sea para todos.



 

miércoles, 30 de agosto de 2023

Volver

El verano llega a su fin y desde hace muchos años este fin va acompañado de un "volver". Un volver a la capital, a la rutina, a los proyectos...


Este año, en cambio, el "volver", toma una forma totalmente diferente. Este año no volvemos físicamente a ningún lugar, sino que en realidad hace ya unas semanas que "volvimos" a nuestra ciudad-nido, esta vez para quedarnos.


Un nido ahora repartido y en construcción, del que hemos ido y venido este verano para explorar nuevos lugares, pero también para volver a aquellos en los que "somos".


Pero más que "ser" en determinados lugares, "somos" con determinadas personas.


Por eso, aunque el campamento base cambie, una parte de nosotros seguirá en movimiento, yendo, volviendo y acogiendo a esas personas que son "casa".


 Al igual que durante muchos años, cualquier cumpleaños, celebración o excusa con título ha bastado para coger el medio de transporte que tuviéramos al alcance y subir al norte.


Lo seguiremos haciendo con las mismas ganas, para ir allá donde nuestras "casas" estén.


Algunos "¿Cuándo te vas?" se transformarán en "¿Cómo tienes la semana?", otros de estos últimos, en cambio, en "¿Cuándo es la siguiente?".


Un "¿Cuándo nos vemos?" un poco más lluvioso.


Pero lleno de nuevas olas y oportunidades que surfear.


¡Que empiece el nuevo ciclo!

sábado, 18 de marzo de 2023

Gracias amoñi

 Los árboles genealógicos representan nuestras raíces, esas que nos "dan el apellido" y una buena parte de quienes somos.

Los árboles, a diferencia de las plantas, captan el agua y nutrientes necesarios a través de sus raíces. De ahí la importancia de elegir bien donde se plantan. En el caso de las familias, no lo elegimos, pasamos a ser ramas, hojas o flores del árbol en el que "nos ha tocado vivir".

Además de la conexión con la tierra, para que una familia/ árbol se mantenga firme en el tiempo y el agua llegue a sus ramas, hojas y plantas, se necesita un tronco fuerte.

Nosotros tuvimos la suerte de nacer en un árbol plantado en Donosti (donde nunca faltó agua) y ser "sujetados" por un tronco muy firme llamado Josepi (de la mano de su inseparable Juantxo, por supuesto).

Un tronco/ pilar que se ha ocupado siempre de mantener nuestras ramas entrelazas y ha regado día a día con mucho amor (y otros tantos alimentos) el árbol que visualiza nuestra unidad.

Ella, cuidadora por naturaleza, ha sido siempre como los búhos que coleccionaba en su mesilla (y adornan desde hace muchos años la mia). Ese ave que vela por nosotros, y lo hace con los ojos bien abiertos para que no nos falte de nada.


En su nido siempre abierto y fuera de él, hemos coleccionando millones de recuerdos en forma de comidas, paseos, viajes y horas en la playa.

Lo difícil, como tantas veces nos has cantado con "txoria txori", es dejar que vueles como pájaro y no cortarte las alas, porque entonces dejarías de ser el pájaro al que tanto queremos.

Hace unas semanas que "volaste para siempre", pero aún no he aceptado que te hayas ido, ¿cómo puede alguien irse si está tan dentro de ti? En tus gestos, rutinas… en quien eres.

Cuando quiero verte, en cambio, cierro los ojos y te veo cantando, bailando, cocinando, riendo… Llena de vitalidad, un torbellino de energía a quien no le paró ni romperse la cadera.

El Alzheimer, en cambio, si se llevó poquito a poco durante los últimos 9 años algunas de las cosas que tanto te caracterizaban, pero siempre quedó la esencia. Esa misma que nos daba la bienvenida sonriente, ponía alguna que otra cara al contar historias y siempre nos acompañaba hasta la puerta para exprimir cada oportunidad de estar juntos.

Durante este tiempo, tus hijos han ido cogiendo espacio en nuestro tronco y somos nosotros quienes nos encargamos de mantener las ramas entrelazadas para que esta unidad que con tanto esfuerzo y cariño habeis construido siga firme siempre. Un árbol del que, como ha hecho Chloe, crecerán nuevas flores "Barandi Bengoetxea" y te llevarán a ti dentro, amoñi.

Acabo con las palabras de Iker, inspiración para todas las de arriba:

"Amonak ereindako hazietatik sortu gara, eta orain, lore eder hauek loratu ondoren, lasai joan da Joxepi. Baina lore hauek begiratzen ditugun bakoitzean, amonaren hazia ikus dezakegu, lorea ez bait da ulertzen hazia gabe. Gure familia ez bait da ulertzen amona gabe.

Mila esker eraiki duzunagatik, Amona."

Maite zaitugu.

domingo, 5 de marzo de 2023

Una ventana al mundo

Vivimos rodeados de ventanas por las cuales miramos sin observar, en casa, en los escaparates… Mirando la "misma" estampa una y otra vez sin llegar a ver lo que hay detrás.

Sin embargo, cuando nos transportamos, sea en el medio que sea, las ventanas se convierten en nuestra conexión con el exterior.


Viajar nos "abre" los ojos, invitándonos a observar desde la curiosidad.


Como si por un tiempo volviéramos a ser aquel niño para quien todo es sinónimo de "sorpresa" (y en nuestros tiempos, de "click").

Si a la longitud del viaje, le añadimos la altura (avión), todo se vuelve más pequeño, también nuestros problemas. Y es que desde las nubes, la perspectiva cambia y el "modo avión" deja de estar en el móvil para estar dentro de nosotros mismos.

Viajar es abrir la ventana al mundo, es explorar y limpiar nuestros cristales conociendo otras realidades.

Si bien es cierto, que cuanto más viajamos (ya sea a través de lugares o personas), más somos conscientes de que por muchos kilómetros que nos separen y mucho difieran nuestras historias, no es tan diferente aquello que buscamos:

Un lugar en el que sentirnos "a salvo",

un "colchón" en el que dormir,

comida para alimentarnos,

y personas con quienes compartirlo.

Viajar también afecta a nuestros relojes. No solo por la zona horaria, sino porque cada lugar/ persona tiene sus tiempos y muchos de ellos nos obligan a "parar" esa insostenible velocidad a la que tantos vivimos.


Eso sí, si los lugares que visitamos no consiguen bajar nuestra velocidad (o nosotros decidimos mantenernos a ese ritmo para "llegar a todo"), el mar siempre se encarga de hacernos parar.


Al son de sus olas y su brisa, los corazones van más lento y nuestra respiración más pausada.

Llegamos a los viajes con la mochila llena de ropa que no llegamos a usar y preocupaciones, y volvemos más livianos y llenos de memorias/ "souvenirs" como representación de aquellos que han viajado "con" nosotros y a quienes volvemos a ver con las lentes más limpias y al alma más llena.

--

Abrir la ventana para observar.


Observar para entender.


Entender para valorar.

Valorar para agradecer.